jueves, 22 de septiembre de 2016

Querido alumno...

TÚ PUEDES. 
Claro que sí. ¿Quién te dijo lo contrario? Quien fuese no fue del todo sincero contigo. 
Yo sé que tú puedes hacerlo, a tu manera, acorde a tus posibilidades y a tu forma de entender la vida y de ver el mundo... Pero, de un modo u otro, PUEDES.
YO CONFÍO EN TI. 
Confío en tus triunfos, y en tus errores; en estos últimos sobre todo, porque son los que te harán levantar el vuelo con más fuerza si los adultos que te rodeamos somos capaces de tenderte la mano que te ayude a levantarte.
YO CREO EN TI.
Debes notarlo en mi mirada y en mi sonrisa. Cuando te hablo, te explico, te doy ejemplos o respondo a tus dudas e inquietudes lo hago dando por hecho que VAS A SER CAPAZ DE LOGRAR LO QUE TE PROPONGO. Parto de esa base. Me niego a imaginar lo contrario. Ya vendrán luego las dificultades, y ya las resolveremos juntos. Pero me niego a ser yo quien te ponga las barreras con un gesto de inseguridad o una sonrisa pequeña.

Querido alumno...

TÚ ME ENSEÑAS. 
Contigo redescubro cada día el mundo. Me permites abrir la mente y me enriqueces con perspectivas diferentes que no sería capaz de ver si no fuera por tu ayuda. Me obligas a seguir indagando más allá, a seguir formándome para poder estar a tu altura.
TÚ ME HACES GRANDE.
Cada vez que me recibes con tu sonrisota enorme, con tus ojos tremendos y tu curiosidad gigantesca... Me haces sentir importante, querida, y muy afortunada. Haces que mis males ajenos se conviertan en guiños de complicidad y cosas superfluas, al menos hasta que salgo del mágico mundo en el que tú vives.

Querido alumno...

PERMÍTETE LA LICENCIA DE EQUIVOCARTE, y permíteme equivocarme a mí también. 
SUEÑA para que yo siga soñando y juntos proyectemos futuras realidades.
PREGUNTA para que mi mente siga despierta y tu curiosidad sea la mía.
APASIÓNATE para que mis años no me pesen más que mis pasiones y pueda contagiarte mis ilusiones, y tú a mí las tuyas.
VIVE. 

QUERIDO ALUMNO...
¡GRACIAS!