jueves, 24 de octubre de 2013

¡Cuidado con las etiquetas!

Cada vez soportamos menos la conducta irregular. Nos gustan los niños despiertos, curiosos, experimentadores del universo que les rodea, pero eso sí... hasta un cierto límite, fuera del cual nos incomodan y nos hacen sentir insatisfechos.
Cuando el niño no se ajusta a nuestras expectativas, al no entender lo que está ocurriendo, definimos al hijo o al alumno con palabras (más bien conceptos) que nos ayudan a encuadrar la situación y nos dan una falsa sensación de tranquilidad.