martes, 7 de mayo de 2013

Comparar a los hijos afecta a su autoestima


Lo que todos tenemos en común es que todos somos diferentes.
 

Comparamos aunque no queramos, es algo muy natural en nosotros. En el súper no compramos lo primero que se nos pone enfrente, consultamos diferentes precios, marcas y elegimos; al comprar la ropa, juguetes de nuestros hijos, etc. optamos por los de mejor calidad y precio; indudablemente tendemos a comparar para elegir entre una cantidad importante de productos de la misma gama.
A veces inconscientemente hacemos lo mismo con nuestros hijos, a quienes comparamos con los otros niños sin ponernos a pensar en el daño que les hacemos.
Al comparar le restamos valor a su desempeño, "eres un flojo, desobediente, irrespetuoso; deberías aprender de tu hermano que es tan inteligente, responsable" bla, bla, bla, esto genera una autoestima baja porque le estamos transmitiendo la idea de que es inferior comparativamente hablando con otros niños.
Todos esos adjetivos que lanzamos sin pensar el niño se los cree completamente así que crece con una idea equivocada
de lo que representa; se va formando una actitud pesimista, no es capaz de reconocer sus cualidades, logros, su gran esfuerzo y valía; las comparaciones le impiden desarrollar su propia personalidad pudiendo deteriorase seriamente.
Por si no fuera suficiente, las comparaciones también despiertan envidia, sobre todo entre hermanos, llevándolos a los celos y a la lucha por el cariño y la atención de los padres. Aunque no lo creamos, un niño que esta siendo comparado con su hermano crece frustrado y resentido por no poder alcanzar ese nivel que a los padres agrada.
Y si creemos que el niño predilecto, aquel que es el modelo a seguir no esta libre de daño estamos equivocados, pues gracias a la actitud de los padres adquirirá una sensación de poder o dominio y buscará ser tratado en todos los lugares como lo hacen sus padres.
Es indudable que en cada uno de nuestros hijos vamos a encontrar diferencias ya que tienen su propia personalidad y carácter que de ninguna manera los hace ni mejor ni peor que el otro; es precisamente esa diferencia la que los convierte en especiales y la cual los identifica desde que son pequeños hasta que mueren, así que respetemos su individualidad.